De Alfonso Font he compartido ya dos obras, siendo una de ella la ya criticada versión de la conquista de Chile en la que los fríos bosques del sur de nuestro país aparecen, por arte de magia, transformados en tropicales junglas amazónicas, los chucaos y demás fauna endémica, es reemplazada por guacamayos y monos; y en la que los mapuches parecen indios jíbaros sacados también de la selva. En fin, no me cansaré de criticar tamaña estupidez que pasó por muchas manos sin que alguien reparara en el tremendo error que se estaba cometiendo en una obra que formaba parte de una serie que pretendía, paradojalmente, conmemorar el quinto centenario de la llegada de los europeos a América. Ya cuando llegaron andaban despistados de dónde se encontraban y resulta que cinco siglos después siguen con la brújula perdida, al parecer.
En esta oportunidad comparto un álbum constituido de cinco relatos que tienen como protagonistas a detectives privados, de donde procede el título de aquel. Cada uno de ellos me ha gustado mucho porque, en general, me gusta el genero policial y porque la figura del detective privado siempre es interesante por ser alguien que suele hacer su labor en solitario, generalmente al margen de las instituciones policiales, y cuyos métodos a veces se confunden con los de los propios hampones.
A la calidad del relato se le suma la calidad del dibujo de Font, que en algo recuerda el estilo de otros grandes de la historieta europea, como el de Hugo Pratt, especialmente.
La digitalización la realizó, para la comunidad del CRG, el compañero elteclista, a quien han de ir dirigidos nuestros agradecimientos. Espero que disfruten su lectura.
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