Esta semana se cumplió un año desde el fallecimiento de nuestro querido Themo y aunque el tiempo nos ha faltado para rendirle el homenaje que se merece, siempre lo recordamos. Así como Jaime, son muchos los que continúan leyéndoles a sus hijos las aventuras que salieron de la imaginación de Themo Lobos. Su obra no sólo es conocida por los que fuimos niños en los sesenta, setenta u ochenta. También lo es por quienes no tuvieron la oportunidad de comprar en un kiosko una revista Mampato, una Ogú o una Cucalón, pero que sin embargo sí han podido leer y disfrutar de esas extraordinarias aventuras que se han reeditado.
Este año mi hijo mayor se fue de intercambio a un liceo en Nantes, Francia. Y entre los regalos que llevaba para la familia que lo recibió allá, iban dos álbumes de las aventuras de Mampato y Ogú: Kili-kilis y gola-golas y la aventura del siglo XL. Sabíamos que la familia a la que llegaría era aficionada a las historietas y aunque en castellano, me dijo que las leyeron igual y que les gustaron mucho. Hoy están en la biblioteca de esa familia, rodeadas de esos mismos personajes de los que se rodeaban nuestros queridos personajes de Themo en la revista Mampato.
Creo que no sólo está pendiente la mayoría de los homenajes que Themo
merece, sino que aún falta que un editor se tome en serio la tarea de
rescatar la obra de este gran dibujante. No es cuestión de retapar
álbumes ya editados y listo. Se trata de hacer un verdadero trabajo de
investigación, restauración y edición de sus obras que esté a la altura
de las mismas.Sólo así, su obra podrá ser disfrutada como merece.
El dibujo de Lokan que acompaña esta entrada es obra de nuestro amigo Epilachu. Las fotografías que publico a continuación, las tomé yo mismo y corresponden a obras originales de Themo que fueron la base para la exposición que se hizo en el marco del festival Chilemonos. Hay dibujos de la época de El Peneca, de la época de Mampato y también varios originales con la reedición de las aventuras, pintadas en acuarela por el mismísimo Themo.
Ojalá que antes que esos originales comiencen a deteriorarse, alguna editorial pueda rescatarlas mediante un trabajo de esos que hasta ahora sólo conocemos en países desarrollados.