¿Quién no ha leído esta maravillosa historia escrita y dibujada por el grandioso dibujante italiano Hugo Pratt? Si aún hay quien no lo ha hecho, que aproveche esta oportunidad de poder leerla en esta edición de la Colección Hugo Pratt que tengo en mi biblioteca y que pasé por el escáner hace unos años para compartirla en la comunidad del CRG.
¿Qué se puede decir de la historia en la que nos introduce Pratt en La balada del mar salado? Que es una historia que mezcla drama, aventura, acción y también su cuota de romanticismo; aunque esas serían categorías demasiado simples para describirla. Pienso que la categoría de experiencia, tan cara a la tradición fenomenológica, le queda mucho mejor porque, realmente, de eso se trata, de una experiencia que marcará profundamente a sus protagonistas.
Recuerdo cuando la leí hace hace más de cuarenta años, gracias a una red de intercambio de historietas que teníamos entre los amigos y en la que circulaban obras extraordinarias y otras no tanto. Una de esas obras extraordinarias fue ésta de Pratt, en la que narraba las aventuras, o desventuras, de aquel marino enigmático, astuto y pragmático -aunque con una moral que le pone límites a su pragmatismo- que parecía tener más vidas que un gato. Desde aquella primera lectura, Corto Maltés se convirtió para mí en un personaje digno de admiración, al punto que, de haber tenido ocasión, incluso me habría vestido como él. Junto con Mampato, debe ser el personaje que más se ha repetido en los regalos que he recibido de mis seres queridos; desde la lámina protectora de mi teléfono celular, poleras, máscaras, figuritas de adorno y un largo etcétera. Con el tiempo adquirí las diversas ediciones que se han publicado, entre las cuales está la de la colección que sacó Norma hace unos años en un formato algo más reducido que el habitual y que es de la que tomé la que comparto hoy.
Volviendo a la historia, esta fue la primera aventura de Corto Maltés, al menos la primera publicada porque luego Pratt publicó otras que cronológicamente sitúan los acontecimientos antes de ésta. La balada del mar salado cubre eventos sucedidos entre noviembre de 1913 y enero de 1915 y los sitúa en las islas del Pacífico Sur, una región del globo conocida por aventureros, cronistas, exploradores y antropólogos; zona que en esos años era controlada por las principales potencias europeas que se enfrentaron en la Primera Guerra Mundial. De este modo, la historia se inicia con el hallazgo de un bote a la deriva con dos jóvenes, Caín y Pandora, primos y herederos de la rica familia Groovesnore y que son los verdaderos protagonistas de esta aventura. Quien los encontró a la deriva es Rasputín, que en ese momento las oficiaba de capitán de un catamarán dedicado la piratería y al robo de carbón para abastecer a navíos alemanes que pagaban bien por ello. No fue por misericordia ni por solidaridad que Rasputín decide rescatar a los dos jóvenes, sino por la oportunidad de obtener de su familia un buen rescate por ellos. Al rato, el catamarán se encuentra con otro náufrago, pero quien esta vez parece haber sido víctima de una condena a muerte pues se encontraba amarrado a una precaria balsa y abandonado a la deriva. Se trata de Corto Maltés, conocido de Rasputín y sabedor de los tejemanejes en que anda aquel fastidioso personaje. Las circunstancias les lleva a asociarse en esta aventura de piratería -cuyo comanditario es un misterioso personaje apodado el monje- y en la que se verán envueltos en la disputa entre poderosas armadas por el control de esa zona del mundo. La historia, se supone que Pratt la conoce a través de documentos escritos por varios de los personajes y que estaban en manos de un sobrino de Caín que residía en Viña del Mar, Chile, y quien se los envió al dibujante italiano, de acuerdo con una carta que el sobrino de Caín le escribe al editor. Por supuesto, esta carta, que aparece en la primera plancha de la obra, es un modo de darle autenticidad a los hechos que en ella se narran, aunque sabemos que se trata de ficción. Que Pratt era un ávido lector de novelas de aventura, lo prueba el hecho de las varias referencias que aparecen en la historia a lugares, personajes y escritores del género. Publicada en 1967, sigue siendo una de las mejores obras del noveno arte.
Aunque esta historieta es en color, la verdad es que yo prefiero la versión en blanco y negro, especialmente la que ha editado la misma editorial española hace unos años. No sólo se trata de una edición en un tamaño mucho mayor y en papel mate de muy buena calidad, sino porque el arte de Pratt se aprecia mucho mejor en el pulcro blanco y negro. Lamentablemente, la edición es muy grande para mi escáner, de modo que solamente pude escanear esta edición en color. Si bien Pratt la concibió y la creó para ser publicada en blanco y negro, debo reconocer que la versión en color no está nada de mal tampoco. Además, en este caso, se incluye una crónica de Marco Steiner sobre lugares y costumbres que aparecen en el trabajo de Pratt y que incluye también hermosas fotografías.
Disfruten esta lectura o re-lectura para esta tarde de domingo. No se arrepentirán.
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