Lamentablemente, hoy lloramos la partida de alguien que formó parte de esta comunidad mampatina desde los inicios del blog. Mambrú me escribió para contarme que el recordado y querido Fran Solo ha fallecido la semana recién pasada. Sus funerales tuvieron lugar en el Cementerio Parque del Recuerdo este viernes 13 de marzo.
El verdadero nombre de Fran Solo era Francisco Javier Correa Rueda, artista plástico formado en la Escuela de Arte de la Universidad Católica y apasionado de la historieta franco-belga. Admirador de Albert Uderzo y Edouard Aidans, entre otros, siempre tenía algo que aportar a nuestros debates en torno al noveno arte. De entre los dibujantes chilenos, siempre declaró su admiración por Eduardo Armstrong, por Julio Berríos y, desde luego, por Themo Lobos.
Muchos de ustedes recordarán que fue él quien impulsó la creación de nuestra Biblioteca Mampato Bicentenario, dedicada a rescatar aquellas series clásicas que conocimos en la revista y que él, personalmente, se encargó de editar con la más alta calidad posible. Así, las ediciones digitales de las historias de Corentín, Bernard Prince, Los Franval, Bruno Brazil, Luc Orient, Dan Cooper, Howard Flynn, Korrigan, Ringo, Tunga, Thor y Patrulla 3A que hoy circulan en la web, y que los coleccionistas valoran tanto como nosotros, fueron el resultado de su dedicación y entrega a este blog.
Fran apareció por el blog, al menos en los comentarios, en junio de 2009. Su primera intervención fue a propósito de una entrada que publiqué sobre la privatización de algunos blogs dedicados a las historietas. Desde entonces, estuvo casi siempre presente con sus interesantes comentarios y aportes. Un día me escribió a mi e-mail y comenzamos una relación epistolar que se extendió hasta cuando le fue posible. Recuerdo que estando en París, le conté que iría a visitar una exposición dedicada a Astérix, en la que se exhibirían los originales de Uderzo. Me encargó que les tomara las medidas a las planchas y le enviara esa información. Posteriormente, me pidió que le averiguara sobre el proceso que utilizaban los dibujantes franceses en la elaboración de sus historietas. Le mandé un detallado informe que al parecer le dejó complacido.
Conversando sobre nuestras respectivas trayectorias biográficas, nos dimos cuenta que ambos habíamos coincidido en los patios de la Facultad de Artes de la Universidad Católica en los años 1984 y 1985. Mientras yo era estudiante de diseño, él era un alumno de arte. Nos separaban tres años de edad y dos de estudios porque él estaba en tercer año cuando yo entré a primero. Claro que, si nos vimos alguna vez, nunca lo supimos.
Con ocasión de la publicación en el blog de la historia "El amigo de los discos voladores", escrita por un tal Jonás, Fran Solo me confesó que dicho escritor no era otro que Hugo Correa, su padre. Hugo Correa es, probablemente, el escritor de ciencia ficción más importante que ha tenido este país y a quien yo había leído cuando adolescente. Pero Fran Solo sentía pudor de reconocer que era hijo de él porque en el mundo del arte, me decía, es mal mirado ser hijo de algún conocido pues se presta para rumores acerca de oportunidades obtenidas gracias al parentesco. Recuerdo que en aquella ocasión me escribió para decirme que estaba intrigado por unos comentarios de nuestro amigo Mambrú, quien al parecer había descubierto el parentesco entre él y Hugo Correa. Me preguntaba si a mí se me había escapado algo en la entrada publicada originalmente, pero la verdad es que no fue así. Concluimos que Mambrú había unido cabos y había descubierto dicho nexo gracias a su inteligencia o a su intuición, o a ambas. A partir de entonces, reescribí la entrada para hacer público ese vínculo entre Fran Solo y Hugo Correa.
Fue Mambrú quien le sugirió a Fran Solo que publicara una breve historieta que había dibujado a partir de un cuento de su padre. Esa historieta había aparecido en el segundo número de la revista Ácido. La dibujó en 1985, cuando tenía 22 años. Era, como me dijo, algo que formaba parte de la vida de Francisco Correa y no de Fran Solo, su alter ego en la web. De hecho, la firmaba con su verdadero nombre. Y como los enlaces a dicha historieta eran de servidores hoy desaparecidos, aprovecho de republicarla y, de esta forma, honrar su memoria.
Fran era una persona de una profunda fe, tal como me lo dijera en varias oportunidades, de modo que probablemente la enfermedad que lo aquejaba desde hace muchos años, y con la cual debió luchar incansablemente, le hizo prepararse espiritualmente para el desenlace que tuvo. Seguramente partió deseando reencontrarse con sus seres queridos; especialmente con su padre, de quien siempre me habló con profundo cariño y admiración.
Siendo la primera vez que muere uno de los colaboradores y amigos del blog, suspenderé las nuevas publicaciones hasta el miércoles próximo, a modo de un breve período de duelo.