Estimados, me tomé la libertad de publicar esta página homenaje a Mampato que realizó nuestro amigo Epilachu. Aunque se trata de un homenaje a Themo, bien podría ser también su homenaje a Oskar, quien dio vida a estos dos personajes en la primera aventura de Mampato. Como sea, me pregunto qué habría pasado si el modelo de negocio de las aventuras del pelirrojo hubiese sido más cercano al de Spirou que al de Tintin.
En el caso del primero, los derechos siempre han pertenecido al editor (Dupuis), quien ha encargado en épocas distintas la realización de las aventuras de Spirou a distintos dibujantes. El más prolífico y el más recordado fue Franquin quien, al igual que Themo, creó un universo en torno a este personaje cuyos dibujos recibió por encargo de la revista Spirou. Pero el personaje siguió posteriormente siendo dibujado por otros dibujantes. Algunos estuvieron a la altura de Franquin y otros francamente no, pero hasta el día de hoy sigue siendo una serie que se lee, se publica y que gusta a las nuevas generaciones. Con historias y dibujantes del siglo XXI y no del siglo XX.
En el caso del segundo, Hergé nunca autorizó que su personaje fuera dibujado por otro dibujante ni que continuaran publicándose nuevas aventuras después que él no pudiera seguir dibujándolo. A través de las Éditions Moulinsart se han continuado editando las aventuras de Tintin, en su versiones originales y en las modificadas para la publicación en álbumes. Así, siguió siendo un fenómeno cultural y un éxito de ventas después de la muerte del dibujante belga, aunque con el tiempo son cada vez menos los niños que lo leen e incluso, que lo conocen. La razón estriba en el modelo de negocios por el que optó la heredera de Hergé, su esposa, y quien volvió a casarse con un tipo que ha sido considerado el principal responsable de la crisis por la que atraviesa el fenómeno Tintin en Bélgica. La opción de la pareja ha sido focalizarse en el segmento de coleccionistas de altos ingresos, lo que se ha traducido en que cualquier figurita de Tintin cuesta su buena cantidad de euros y está simplemente fuera del alcance de los niños. Son productos pensados para adultos viejos y con mucho dinero. Un documental de la RTBF, la cadena pública de televisión belga, indagó sobre este asunto y le significó vetos y querellas por parte del guardián de la herencia de Hergé: el flamante nuevo esposo de la ex-esposa del padre de Tintin.
Spirou y Tintin son dos modelos, quizás extremos, de concebir la continuidad de una obra del noveno arte. Hay otros, sin dudas. Pero estos dos casos emblemáticos de la historieta franco-belga, me han hecho pensar acerca de qué sería mejor para nuestro querido Mampato. Y cuando digo qué sería mejor, lo digo pensando en sus lectores ¿Qué piensan ustedes?
Bueno, si Mampato hubiese sido belga y la opción hubiese sido la de Spirou, sin dudas que Epilachu sería uno de aquellos dibujantes que habría tomado la posta en una tarea creativa que en Bélgica lleva más de 78 años.