El ejemplar número trece del suplemento Pocas Pecas, llegado hasta aquí gracias al aporte de Jaime Ibarra, quien ha estado digitalizando estos suplementos que se publicaban el día domingo junto con el diario El Mercurio.
Tanto la portada como las páginas centrales abordan lo que en ese año 1978 fue un verdadero fenómeno de ventas: los Sea-Monkeys. Recuerdo que los publicitaban en televisión y en las revistas y se suponía que eran unos animalitos acuáticos minúsculos que uno podía criar en un recipiente con agua. La verdad es que a nadie que yo conozca le resultó ese asunto, pero se ve que la cosa era en serio porque aquí se explica bien en qué consistían. Se trataba de unos pequeños crustáceos, artemia salina, que son parientes de la tan conocida pulga de mar. Fue un producto comercial que surgió en Estados unidos y que llegó también a Chile y demás países del mundo. Me imagino que esa Navidad de 1978 muchos niños recibieron de regalo un sobre con Sea-Monkeys y seguramente la mayoría de ellos nunca vio animal alguno en el recipiente con el que se vendían y que con agua de la llave, se supone que permitiría hacer nacer toda una colonia de animalitos marinos a partir del polvo que venía en los sobres.
A mi esposa y sus hermanos les regalaron el kit completo que vendían, que incluía el recipiente en el que, supuestamente, habrían de proliferar y reproducirse los Sea-Monkeys. Pero ella siempre me ha contado que no pasó absolutamente nada. No vieron la más mínima forma de vida. Como muchos otros, se sintieron estafados. De eso es lo que me acuerdo yo, de que el asunto de los Sea-Monkeys fue considerado como una simple estafa comercial. Por ahí a alguno le funcionó y vio algo en esa especie de acuario que vendían, pero la verdad es que parece que la mayoría no vio nada. Fueron solo un producto de moda y desechable que al poco tiempo terminó tirado por ahí.
Bueno, pero volviendo a Pocas Pecas, encuentran aquí también las historietas ya comentadas en los números anteriores (Astérix, Michote y Pericón, Lorenzo y pepita y Los Picapiedras), además de los juegos ilustrados por Oskar y la historia final dibujada por Mario Igor. Que disfruten este número editado en alta definición.
1 comentario:
En la página 4 de este Pocas Pecas, donde aparecen cartas y colaboraciones, sale publicado un poema escrito por una niña de 11 años, Lía Florín Villar, que era mi compañera de sexto básico ese año 1978 en el Colegio Universitario El Salvador de Ñuñoa, donde estudié hasta Segundo medio. Creo que Lía luego estudió teatro.
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