En mi biblioteca tengo varios álbumes del historietista italiano Attilio Micheluzzi (1930-1990) y quien trabajó en algunas de las más conocidas revistas de historietas italianas, como Corriere dei ragazzi, en la que también trabajó Milo Manara, según leo en una autobiografía de este último que estoy leyendo.
Nacido en una familia de militares y formado profesionalmente como arquitecto, el arte de Micheluzzi se caracteriza por su erudito realismo, por sus guiones ambientados en convulsionados momentos del siglo XX en los que se observa un riguroso apego a los hechos históricos, y por un estilo que es muy semejante al de otros historietistas italianos, como Hugo Pratt. Al igual que este último, también Micheluzzi parece sentir atracción por las primeras décadas del siglo XX. Aunque a diferencia de Pratt y su personaje más famoso, Corto Maltés, en Micheluzzi no hay un personaje en torno al cual se articulan los relatos, sino que en cada álbum aborda una historia que contiene, por lo general, personajes históricos y personajes ficticios basados en hechos históricos.
Es el caso de este álbum que comparto hoy y que tengo en su versión en blanco y negro por la editorial francesa Mosquito. Lleva por título En la selva de Tanganyka y forma parte de una serie titulada Un hombre, una historia. Esta versión que comparto se publicó en España en la colección Super-Totem y corresponde a una historia ambientada en el año 1914 en la selva de Tanganyka, en los territorios de lo que hoy es Tanzania, que por esos años era parte del Imperio Alemán. Ian Fermanagh es un ingeniero en minas y piloto estadounidense que colabora con las tropas británicas asentadas en la región, para dar caza a un poderoso barco de guerra alemán, el Königsberg, que causa estragos entre las filas aliadas que se enfrentan a Alemania en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Los británicos han ideado traer hasta África un hidroavión desde el cual poder dar con el Königsberg y bombardearlo. Claro que los servicios de espionaje alemanes son muy efectivos y pronto descubren los planes de los británicos. Ian Fermanagh, el piloto del hidroavión, se ve enfrentado a dilemas morales que le llevarán a inesperadas situaciones con británicos y alemanes.
El estilo de dibujo de Micheluzzi a mí me gusta para disfrutarlo en blanco y negro, especialmente por los detalles y los achurados que utiliza en sus viñetas. De todas formas, esta edición en color está muy bien también, como pueden apreciar en las primeras páginas de esta historia:
La digitalización de este álbum la hizo el compañero Staurofilake, del CRG. Aunque no está con la mayor resolución posible, se ve bastante bien en una pantalla normal. Al menos en mi iPad lo pude disfrutar sin problemas. Espero que les guste porque se trata de una historia muy bien contada. De hecho, he decidido compartir más trabajos de Micheluzzi porque vale la pena leerlo.
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