Otro número más de la revista "El pingüino" en la que Themo Lobos participó con varias historietas y, según creí ver, también con la portada. Aunque los personajes que ahí aparecen son de varios dibujantes, me parece reconocer el estilo de Themo en ella.
Este es un número especial de aniversario, así que vienen más páginas de lo habitual. En este caso se trata de 104 páginas de divertida lectura y con guapísimas damiselas, como era habitual en esta recordada revista.
Les dejo algunas de las historietas que vienen aquí. Si la descargan podrán también disfrutar con el huaso Ramón, Paquita, Tremebunda, Calcetinera, Mitigüeso y muchos personajes más.
Lo malo de esta revista es que el papel era demasiado delgado y se transparentaba entero, de modo que en sus páginas se nota la impresión de la página opuesta. Traté de arreglarlo pero sin alterar las imágenes, de modo que de todas maneras se nota en algunas ese efecto de transparencia. Pero bien dicen que a caballo regalado no se le miran los dientes.
Está digitalizada y editada en alta resolución para que quien quiera imprimir alguna de las muchas páginas dobles que trae con las estupendas chiquillas, lo pueda hacer. Que la disfruten.
8 comentarios:
Gracias, Mayo, una vez más. Estupendo ejemplar del Pingüino, que ya no resulta tan pícaro como en aquellos años. Me llamaron la atención los cruces de personajes de diferentes historietas. También el reportaje sobre la estupenda Fanny Cano, trágicamente desaparecida en un accidente de aviación hace más de 30 años. A ella la ubico porque protagonizó una teleserie mejicana que vi de niño. Se llamaba Rubí y Fanny hacía de la mala gúena.
De las chuiquillas que salen en este número yo ubicaba a Renata Seydel por la película de terror "Hasta el viento tiene miedo", que es de 1968 pero que vine a ver recién a comienzos de los ochenta.
Aquí se pasó, estimado.
Yo compré este número en una feria libre allá por el año 1989 y por un teimpo fui el rey de mi curso (lo llevaba a clases y lo prestaba para que mis compañeros se "instruyeran") hasta que el infaltable chupamedias me acusó a la directora por andar con "pornografía" y me la requisaron, de ahí la revista se "perdió" y soné.
En la oficina de la directora había un armario donde entre libros de asistencia, un equipo de sonido y muchos cassetes, también había un par de cajas de cartón en donde se guardaban las cosas requisadas a mis compañeros y compañeras.
No fue sino hasta algunos años después cuando durante la jornada de la tarde un amigo y yo tuvimos la oportunidad de meternos en la oficina para recuperar algunas cosas, mi revista ya no estaba pero ni les cuento lo que encontramos en esas cajas, uyuyuy.
¡Me lo imagino! El tráfico de revistas suecas te hacía el rey del curso por aquellos años.
En cambio el querido Pingüino, como bien dijo Themo en su última entrevista, hoy no escandalizaría ni a las monjitas. Pero al igual que al recordado Payo Grondona, a muchos nos desvirgó el Pingüino y lo seguimos coleccionando con cariño. Y me he dado cuenta de que las chiquillas han pasado al olvido, mientras las historietas siguen siendo un tesoro. (Si soné muy patero me perdonan).
Jaja, esas revistas suecas (pequeñas, sin texto y a color) me daban más asco que interés, eran como mucho para mi pobrecita mente infantil de ese entonces.
Yo no tuve de esas pero sí alcancé a tener compañeros que las traían a clases, también hubo compañeros que trajeron mazos de cartas con modelos desnudas, de esos aún pueden encontrarse en unos locales comerciales de acá en Rancagua.
Entre las cosas que había requisadas en la oficina de mi directora había álbumes de láminas, revistas de historietas y porno (porno duro) junto a cassetes de los Huasos Cochinos, Pippo Aranciba, los Indolatinos, etc. También había muchas cortaplumas y estrellas ninja (hechas en casa) junto a los infaltables juguetes y consolas LCD de videojuegos. Una de esas era mía (Una calculadora Casio con un juego de boxeo) y por lo general, las cosas que te quitaban los profesores eran devueltas durante reunión de apoderados o al fin del trimestre.
Básicamente uno podía andar con juguetes, revistas y cosas así pero solo durante el recreo, sacarlos durante clase estaba prohibido y se nos avisaba que las iban a requisar si no hacíamos caso, pero con frecuencia algunas cosas "se perdían" si resultaban demasiado interesantes.
yo tampoco supe nunca de donde sacaban esas revistas suecas, (o alemanas, o danesas, o qué se yo), pero el que las traía causaba sensación. Me recuerdo uno que llegó con un "sacapuntas", un pequeño televisor de juguete que al mirar por un lente se veían las fotos de piluchas dentro. Se lo pilló un profe de artes plásticas y allí "murió" el pobre juguetito. Lo que más recuerdo de la mentalidad de la época era su incapacidad para distinguir entre desnudo, picardía y pornografía. Los trataban a todos por igual; tengo aún la imagen de una profesora con ataque de histeria al descubrir una Viejo Verde. Si esos eran los encargados de inculcarnos valores, no me extraña que estemos tan mal como país y me admiro de que no estemos peor, sembrados de Karadimas y similares. Otro de los tesoros que pasaban de mano en mano eran los cassetes de Silvio Rodriguez y similares. Todos en clandestina versión casera. No los tuvimos en versión legal hasta que el sello Alerce los empezó a vender durante la "dictablanda" de Onofre Jarpa.
¿Tuviste la calculadora Casio con juego de boxeo? ¡Chuata! Yo la jugué una vez, pero el compañero de curso que la trajo, no la trajo más. Yo empaté los puntos cuando llevé al colegio mi querido juego Casio del conejo y los cuervos. Luego me aburrí de que lo pidieran prestado a cada rato, así pasa con el éxito.
(Aclaración: en esos tiempos había un mini televisor de juguete que sí traía un sacapuntas de verdad. La gracia del televisorcito es que el dibujo de su pantalla se movía.)
¿Que si tuve la calculadora Casio con los boxeadores?
No, AÚN la tengo y la cuido muchísimo, solo dios sabe cuantas horas de entretención me dio, por algo me aventuré a recuperarla antes de que le salieran patas como ya expliqué. (Mi padre se la ganó en una promoción de flanes y yogures Soprole, con el tiempo me la regaló y por eso ha sido uno de mis tesoros.)
También tuve el juego Casio de la esfinge con los exploradores, pero lo cambié por una radio Sanyo a pilas, ya que la radio que teníamos en casa no sintonizaba la frecuencia FM. (Era una radio plateada de un solo parlante y con toca cassete, pero era de marca Orión, osea que no la conocía nadie y la calidad de sus materiales era mala tirando a pésima.)
Es muy grato saber que aun tienes ese tesoro; yo tengo aun el conejo, pero ya no funciona. Usaba un "teclado" de goma blanda que con el tiempo, capotò. Igual, es un tesoro irrenunciable.
Un vecino del barrio tenìa el juego de la esfinge, lo intercambiàbamos con el conejo, y otro amigo de la patota tenìa el juego del "cazatopos", cuya mayor gracia era que funcionaba con baterìas solares. Ese mismo vecino se juntaba en mi casa a jugar atari, ¡ay, mi atari! todavìa lo tengo y todavìa anda. Él se compró un comodore, asi que no podíamos prestarnos cassetes. ¡Eran a casette esas bestias!
¡Sniff! demasiado paseo por la infancia, a la pròxima centrèmosnos en las revistas. Saludos.
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