miércoles, 29 de noviembre de 2017

Gil Pupila Integral 3


Ahora le toca el turno al tercer volumen de la edición integral de Gil Pupila, el célebre detective privado que acostumbra a recibir golpes en su cabeza cada vez que se arriesga a resolver un enigma policial.

Aunque aquí Tillieux ha dejado ese híbrido de dibujo que le vimos en la historia de "El infierno de Xique-Xique", en el anterior volumen, no volvió a lo que había sido en sus primeras aventuras. Por un lado, está el estilo de dibujo que es algo distinto al de entonces. Por otro, algunos personajes han perdido protagonismo. Es el caso de Cerecita, su secretaria, que en las dos primeras aventuras realizaba funciones operativas encomendadas por Gil. Ahora es simplemente una secretaria a la que, inclusive, le ha cambiado el rostro y no sólo el peinado. Yo prefería a la aguda secretaria de las primeras aventuras, claramente.

Otro cambio apreciable en este tercer volumen es la menor duración que van teniendo las historias que cuenta Tillieux. Algunas de ellas siguen siendo divertidas pero carecen de la densidad narrativa que le conocimos al inicio. Ello se debe a que Tillieux pasó a ser solicitado como guionista para otros dibujantes y otras historias publicadas en Spirou. Entre ellas, las aventuras de Tif y Tondu. De hecho, hasta una cierta mimesis es posible apreciar entre ese estilo de dibujo de Will y el de Tillieux en estas mini-historias que aparecen en el tercer volumen integral.

Pese a todo eso, Maurice Tillieux sigue siendo un gran dibujante y un muy buen guionista. En cuanto a lo primero, es muy cierto que la influencia del cine es marcada en él. Sus viñetas no sólo tienen planos como los que puede ver un espectador en la pantalla sino que además es muy hábil en el uso del dibujo para generar la ilusión de dinamismo en sus viñetas. Eso me gusta mucho. Y sigo prefiriendo sus historias ambientadas en la ciudad, en lugar del campo o el desierto.

Un punto aparte merece la destreza en el dibujo de automóviles. Como ocurre también con otros dibujantes belgas de esa época, sus dibujos son una verdadera delicia para los amantes de los automóviles clásicos.

Y como guionista, aunque se trata también de un muy buen contador de historias, creo que muchas veces el desenlace de sus historias es algo apresurado. Le suele pasar con cierta frecuencia.

Bueno, pero es mejor que juzguen ustedes mismos y disfruten de esta edición digital de gran calidad que ha hecho posible el amigo olivarbudia, del CRG.


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