El otro día entré al nuevo local de la librería "Metales pesados" en la Alameda y husmeando en la sección de cómics me encontré con esta novela gráfica de Sergio Gómez y Gonzalo Martínez. A Sergio Gómez le había leído hace años una novela titulada "El labio inferior", sobre una monja desaparecida o algo así. No recuerdo bien. Y a Gonzalo Martínez creo haberlo leído en la Trauko o en Bandido, no estoy muy seguro.
En todo caso, por mis hijos sabía que existía una serie que se titulaba "Quique Hache detective" pues la han tenido que leer para el colegio. Como los dibujos me parecieron interesantes, decidí comprarla y ahora quisiera compartir con ustedes un breve comentario.
En primer lugar, me llamó la atención la similitud con una de mis series favoritas: Jerome K. Jerome Bloche. Esta última es una serie del género "polar" o policial que se publica desde los años ochenta en la revista Spirou y que lleva ya más de veinte álbumes editados desde entonces. Al igual que lo que le suele suceder a Jerome, alguien contrata los servicios de Quique Hache para investigar un caso en apariencia intrascedente pero que encierra una intríngulis que pondrá en riesgo al joven investigador privado. Deberá dar con el paradero de un joven arquero de un club de barrio, de quien depende el triunfo de su equipo en el partido final del domingo.
La similitud entre ambas series descansa en algunas característcias del personaje principal. Al igual que Quique Hache, Jerome es un joven detective privado algo ingenuo y a veces un poco torpe. En todo caso, siempre termina resolviendo los casos en que se involucra. Por cierto, hay más diferencias que semejanzas entre ambos pero llama la atención el que los dos personajes hayan comenzado su "carrera" detectivesca mediante un curso por correspondencia y que los caracterice más el entusiasmo que la sólida eficacia de sus métodos investigativos. También a ambos les sucede que personas común y corrientes los descubren en su rol de detectives cuando ellos pensaban haberlo disimulado suficientemente.
A su vez, la gráfica de Quique Hache me trajo cierta reminiscencia de la atmósfera que transmiten algunas series de la historieta franco-belga. Ciertamente, los guiños de Gonzalo Martínez a la escuela franco-belga se dejan ver desde las primeras páginas, tal como lo pueden apreciar en la viñeta de aquí arriba. Desde luego, me hizo recordar la ya mencionada Jerome K. Jerome Bloche. No porque haya algún parecido en el estilo de Martínez y Dodier, el dibujante de la serie franco-belga, sino porque apreciando las viñetas de Quique Hache, a veces me daba la impresión de estar contemplando una escena de algún suburbio parisino. A modo de ejemplo, la viñeta que reproduzco aquí abajo y en la que el diálogo entre la "nana" de Quique Hache y este último, en un paradero del Transantiago, bien pudiera estar ocurriendo en un paradero de París o sus alrededores. Si se fijan con atención, verán que va cruzando una clásica "citrola". En Santiago no he visto una en circulación desde hace muchísimos años, de manera que resulta más obvia aún la referencia a París.
Puede ser por su formación como arquitecto, el tema es que las escenas urbanas me parecieron las mejor logradas. Me hicieron recordar también al dibujante Tito, de la serie "Tendre banlieue". Solamente en el dibujo de la figura humana hay notorias diferencias entre los estilos de Tito y Dodier con el de Martínez. Creo que a este último se le nota mucha influencia del manga japonés y le pasa lo que a dibujantes como Enrico Marini. Eso, sumado al predominio de personajes estilo caucásico (porque el manga suele dibujar a los japoneses más caucásicos que mongoloides), vuelve un tanto inverosímil la descripción gráfica que hace de los personajes que aparecen en esta novela ambientada en Santiago.
Hay también otros detalles que hacen inverosímil el guión y que, aunque se trate de una novela de ficción, no dejan de producir cierta disonancia en el lector. Por ejemplo, nunca se supo cómo León dio con la casa de Quique Hache, si sólo se encontró con él una vez. Tampoco resulta muy verosímil la facilidad con que se va de un lado al otro de una ciudad que se supone es Santiago. Tampoco resulta tan verosímil el personaje de la "nana" de Quique Hache, básicamente porque está lejos del patrón cultural de las empleadas domésticas de los barrios de clase media-alta de Santiago. Pero bueno, por último esas son licencias que se puede permitir cualquier guionista. Es lo central de la trama donde uno exige mayor rigurosidad en su desarrollo y creo que en eso esta novela pasa la prueba. Apenas, pero la pasa. En suma, creo que vale la pena leerla porque ofrece una historia interesante y bien dibujada en un pulcro blanco y negro.
Título: Quique Hache detetective
Guión: Sergio Gómez
Dibujos: Gonzalo Martínez
Editorial: Alfaguara
Año: 2011 (Segunda edición)
Páginas: 90
Precio: $6.500
Librería: Metales Pesados, Alameda 1869, Metro Los Héroes
2 comentarios:
Estimado Manganeso:
De Jérôme K. Jérôme Bloche sólo he leído los dos primeros álbumes y, aunque me ha parecido una serie atractiva y prometedora, no ha llegado a capturarme para seguir adelante con los demás volúmenes. Y Quique Hache está, de momento, fuera de mi alcance, así que no tengo opinión fundada. De cualquier modo, que un autor chileno busque referencias en obras consagradas de la BD franco-belga, aún si esas referencias son "demasiado próximas", me parece una magnífica noticia, dado el estado de relativa desolación en que se encuentra el género en nuestro país. En cambio, la presencia de guiños al manga me parece una mala nueva porque, aún reconociendo el valor cultural que el manga tiene, como expresión singularísima del 9º arte de cuño oriental, me parece lamentable el proceso de fagocitación que se está produciendo por parte del mismo manga respecto de los estilos propios de la tradición europea e hispanoamericana de la BD.
Un saludo
Mambrú
Hola, genial este descubrimiento y gracias por compartirlo. Uno de mis hijos es remolón para leer así es que trato de motivarlo con historietas de calidad.
Voy a ver si lo encuentro por acá.
Un abrazo.
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