Comparto los cuatro últimos números del suplemento Pocas Pecas que me envió Jaime. Poco a poco se va completando esta interesante colección que, aunque en estos cuatro números no trae historietas de dibujantes chilenos, sí contiene ilustraciones hermosas de Oskar y Mario Igor, de modo que vale la pena leerlos.
Pensaba en la distancia temporal que separa a los escolares de hoy de los escolares de entonces. Estos números son de comienzos del año 1979 y aunque en la historia humana 44 años es casi nada, la verdad es que a escala individual es mucho tiempo. Yo estaba en octavo año y tenía doce años de edad. Acababa de incorporarme al Liceo Ruiz Tagle, en Estación Central, y conocía nuevos compañeros, con muchos de los cuales forjé estrechos lazos de amistad hasta hoy ¡Cuántas veces no habremos utilizado el material del Pocas Pecas para las tareas escolares! Me encantaría poder viajar a ese pasado y revivir esas experiencias que hoy parecen olvidadas. Supongo que los estudiantes del año 2023 recurren a Internet para consultar sobre cualquier cosa, imprimen la información (si es que les pidieran entregar un trabajo impreso) y ya. Para nosotros las tijeras y el papel eran elementos imprescindibles, además de tener que visitar museos y bibliotecas en búsqueda de información para nuestras tareas.
La otra vez uno de mis hijos, a sabiendas de mi deseo de poder viajar por el tiempo y el espacio como lo hacía Mampato, me preguntaba a dónde iría en primer lugar. La verdad es que siempre pensé viajar a la Edad Media o a la Antigüedad, pero creo que mi primer viaje, asumiendo que podría ser con retorno seguro, sería a unas décadas atrás en mi propia ciudad y a reencontrarme con mis seres queridos que ya no están en este mundo. Sin embargo, mi inconsciente debe saber mejor que yo que lo primero que haría sería acercarme al puesto de diarios y revistas que quedaba a una cuadra de mi casa y donde muchas veces compré esos tesoros que hoy tanto extraño. De hecho, hace unos meses soñé que me encontraba nuevamente en la época del colegio, aunque con plena conciencia de estar en un tiempo que no era el mío, y en mi sueño aprovechaba de comprar cuanta revista de historietas encontraba en los quioscos. La verdad es que eso haría como ensayo de un viaje temporal. Viajaría a recuperar mis revistas perdidas y a comprar todas aquellas que no compré en su momento. Después de eso me aventuraría a viajes más alejados en el tiempo y en el espacio.
Volviendo a estos ejemplares de Pocas Pecas, están editados en alta definición para leerlos cómodamente y atesorarlos como las cápsulas temporales que son. Mientras más viejos, más nostálgicos dicen que nos ponemos. Que disfruten la lectura.
Hola don Mayo... tu comentario me ha dejado un recuerdo similar, pero anterior a tu "época", yo el 79, con 17 años estaba entrando a la Universidad, pero todavía disfrutaba Mampato. Tuve la fortuna de que en mi infancia y pre adolescencia, mi papá pudo comprarme muchas revistas, las que empastábamos cuando ya juntábamos un buen número... junto a Mampato, Disneylandia, la Pequeña Lulú y algunos ejemplares de la desaparecida Editorial Novaro eran las que más me gustaban. También tuve algunas Cabrochico y Billiken, mi hermana mayor juntaba la Ritmo y después, yo me interesé por las Mecánica Popular.
ResponderEliminarDesgraciadamente, como ocurre a menudo, ninguna de esas revistas las tengo actualmente y he tenido que recurrir a algunas páginas en la Web para volver a disfrutarlas.
El kiosko era un mundo lleno de magia... había una enorme cantidad de revistas, de todo tipo y para todos los gustos, concuerdo contigo en que una visita al pasado, a esos lugares sería un excelente comienzo. En la memoria de mi Quilpué antiguo, sabría adonde ir para encontrar la mayor cantidad de ejemplares y llevármelos todos, aunque eso alterara el futuro actual.
Que nostalgia para empezar el miércoles... gracias por los recuerdos.
Saludos
Gracias por compartir este material que en mi caso disfrute en mi infancia y que ya daba por perdido.En el 79 yo disfrutaba mis placidos 10 años.
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