Publicada por capítulos en la revista italiana Corto Maltese en 1988, Siberia es otra extraordinaria historia escrita y dibujada magistralmente por Attilio Micheluzzi. Aquí el estilo de dibujo, sin embargo, difiere del que le vimos en la historia ambientada en la selva de Tanganyka, que fue dibujada diez años antes. Si allí la similitud con el dibujo de Pratt era bastante evidente, en el caso de Siberia se trata de un dibujo que, en la misma línea realista, se aleja bastante del estilo del autor de Corto Maltés.
Esta historia está protagonizada por un noble que ha abrazado la causa revolucionaria en la Rusia zarista. El relato comienza en el invierno de 1919, en plena guerra de las potencias capitalistas contra la Rusia soviética, cuando un tren checo da muerte a un grupo de soldados bolcheviques entre los cuales se encuentra un hombre cuya historia se narra en este álbum. Se trata de Gabriel Belosselski Kovalenski, Conde Lazarev, profesor en el Instituto Superior de Física y Matemática de San Petersburgo y quien forma parte de una célula terrorista que tiene como propósito acabar con la monarquía zarista en Rusia. Sobre un trasfondo histórico, que va de 1897 a 1919, Micheluzzi nos cuenta una historia trágica, signada por el amor, la pasión y la convicción política, pero también por el odio y la traición. Kovalenski se ve enfrentado a un destino que lo llevará desde las comodidades y privilegios propias de su clase, hasta las penurias de un campo de prisioneros en Siberia. De ahí, a la cima de una triunfante revolución que, como suele suceder en estos casos, verá emerger un nuevo poder para el cual quienes fueron sus aliados pueden prontamente terminar como traidores.
Yo tengo la edición en francés en mi biblioteca, de la editorial Mosquito, y si bien pareciera que la calidad de la impresión fuera superior a la de la edición española, solamente por lo que logro apreciar a partir de esta edición digital, esta última contiene dos cosas que la hacen interesante. Primero, un muy interesante prólogo en el que su autor compara la obra de Micheluzzi con la del escritor austríaco Stefan Zweig; y segundo, porque en el álbum vienen notas en que se explican elementos de contexto histórico, cultural y político, que no aparecen en la edición en francés. El único problema, es que las notas se encuentran al final del álbum y eso hace algo engorroso su consulta cuando se lee la versión digital.
Como señala el prologuista, esta es una historieta para adultos. No porque aparezcan desnudos o escenas explícitas de sexo, sino porque se trata de una narración pensada no para niños y adolescentes, sino para personas adultas y, añadiría yo, debidamente ilustradas. Por cierto, el editor español debió haber dudado de esto último y por ello añadió tanta nota explicativa. Como sea, se trata realmente de una historia estupenda, muy bien dibujada y mucho mejor contada. Al leerla, es inevitable que Micheluzzi nos transmita ese sentimiento de desasosiego que parece inundar el alma de su protagonista.
El trabajo de digitalización lo realizó el compañero jbabylon5, de la comunidad del CRG, de modo que a él hay que agradecer poder leerla en nuestra lengua. Yo solamente la pongo a disposición de los visitantes del blog. Que disfruten su lectura.
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