Ya he confesado mi admiración por la obra del dibujante italiano Vittorio Giardino, quien es uno de los mejores exponentes de la historieta europea contemporánea. De él ya había publicado hace un tiempo los dos volúmenes de las aventuras de Max Fridman, un judío francés y antiguo espía de los servicios de seguridad franceses, quien se ve obligado a retomar su viejo oficio en operaciones de inteligencia, primero en Budapest y luego en Estambul, que tienen como escenario la difícil situación política debida a la inminencia de la guerra contra la Alemania nazi. También publiqué de Giardino hace un tiempo la edición integral de Jonas Fink, que narra la historia de un niño judío de Praga que vive en carne propia las consecuencias del autoritarismo en un país comunista. Aunque Giardino no es judío, decidió que el personaje de Max Fridman lo fuera debido a tres razones; en primer lugar, la burguesía judía se ha caracterizado siempre por sus ramificaciones internacionales y así es como Fridman puede recurrir a relaciones en cada uno de los países a los que lo conducen sus misiones; en segundo lugar, sabiendo lo sucedido con el Holocausto, los peligros a los que se enfrenta Fridman en sus misiones previas al estallido de la guerra parecen ridículos al lado del peligro nazi; y en tercer lugar, Giardino le tiene simpatía a los judíos en general, pese a que él mismo no lo sea. En todo caso, Giardino ha contado que su esposa es judía y de ahí que dos de sus más conocidos personajes también lo sean.
En esta oportunidad aprovecho de compartir en el blog este estupendo álbum que el forero jbabylon5, del incansable CRG, digitalizó con ocasión de uno de los aniversarios del grupo. En este álbum Giardino retoma las aventuras de Max Fridman, quien ya había deslizado en "Rapsodia húngara" que había participado como combatiente en la guerra civil española del lado de los republicanos. Así entonces, en este álbum Giardino nos narra la experiencia de Fridman en la Cataluña republicana, en las filas de las brigadas internacionales, mediante los recuerdos que tiene y los viejos conocidos con los que se encuentra allí cuando va en busca de un antiguo compañero de lucha, de quien su esposa no ha recibido noticias. Con ese dejo de pesimismo sobre la condición humana que muchas veces se trasunta en la visión de Fridman, este libro es un relato que respeta la fidelidad de los hechos que constituyen el escenario sobre el que transcurren estas aventuras.
En una entrevista que le hicieron a Giardino en el año 1986, para la revista Les cahiers de la bande dessinée, éste señalaba que su personaje estaba lejos de ser un superhéroe. Ello, porque el periodista le hacía notar que en las aventuras que protagonizaba parecía siempre fracasar. A juicio del dibujante italiano, Fridman tenía dos cuestiones a las que hacer frente siempre: cumplir la misión que le encomendaron y mantenerse vivo. Y aunque en sus aventuras en Budapest y Estambul terminó persiguiendo un supuesto cargamento que llevaba armas a los fascistas españoles, que resultó ser falso, y no pudo impedir que los rusos recuperaran al judío Stern, el sólo hecho de haber salvado con vida no es poca cosa como desempeño, cree Giardino. Convertirlo en una suerte de James Bond que siempre termina triunfando no era lo que él buscaba con su personaje.
También decía en esa entrevista que su estilo de dibujo, especialmente en el dibujo de las mujeres, no era similar al de Manara. Aunque a mí también me había parecido que sus mujeres eran muy similares a las del también célebre dibujante italiano. Giardino aclaró en esa entrevista que las mujeres de Manara están inspiradas en Brigitte Bardot, lo que se evidencia en la sensualidad con la que dibuja los labios de sus personajes femeninos. En cambio, él decía que sus mujeres están más inspiradas en Ingrid Bergman y Katherine Hepburn; y tiene toda la razón. Magda, en la aventura en "La puerta de Oriente" y Claire, en esta aventura en España, tienen bastantes rasgos de ambas actrices. Lo mismo sucede con la protagonista de "Little Ego", un álbum en el que Giardino rinde homenaje a Winsor McCay.
Otro dato interesante que leí en esa entrevista es que no reconoce haberse inspirado en la escuela de la línea clara, como se le denomina al estilo de dibujo que popularizaran dibujantes belgas como Hergé y Jacobs. Por el contrario, Giardino sostiene que sus influencias vienen de dibujantes franceses del siglo XIX, los que a su vez se inspiraron en dibujantes japoneses. Lamentablemente, no menciona autores como para poder seguirles la pista.
Bueno, que disfruten esta extraordinaria edición de estas aventuras de Max Fridman en ese trágico acontecimiento histórico que tuvo lugar en España. Es una buena manera de dar inicio a este último mes de este fatídico año de 2020. En cualquier caso, Vittorio Giardino, plenamente vigente, sigue siendo uno de los más grandes dibujantes de la historieta europea y uno de los que aborda en forma magistral las complejidades de los conflictos políticos del siglo XX. Pronto vendrán más álbumes para disfrutar su arte.
Una vez más se agradece tu labor, no solo de compartir, si no de ilustrar (literalmente) sobre este noble arte.
ResponderEliminarMuy, pero muy interesante este autor y su personaje, por todo lo que has bien dicho. Agrego que me ha cautivado su manera disponer las secuencias, de tal forma que se hace muy fluida su internalización, tanto visual, como narrativa. Y otra cosa relevante, los gestos corporales y sobre todo las expresiones faciales, muy bien logradas (muy realista, no las exagera, hasta pueden parecer planas, pero no).
Em suma, un GRAN APORTE.
Saludos, y gracias otra vez.