Como buen exponente de la generación nacida en los sesenta, soy de aquellos que de niños jugaban a los vaqueros. El patio de la casa de mis padres era el escenario en el que, junto a mi hermano Rodrigo, galopábamos durante horas montados en escobas, escobillones o en alguno de esos caballitos que vendían en la feria del barrio y que sólo diferían de una escoba por la cabeza de plástico o de madera que le agregaban a un palo largo que hacía las veces de montura. Siempre nos acordamos de unas pistolas con cartuchera y que disparaban unas balas blancas, que venían con su respectivo cinturón. Nos las regalaron para una Navidad y nos tuvieron persiguiendo forajidos o arrancando de los indios durante tardes enteras en el patio todo ese verano. Supongo que hoy sería mal visto regalar ese tipo de juguetes a un niño. Pero bueno. Claramente eran otros tiempos.
Esta nostálgica introducción es porque continuando con el género del western, comparto hoy más material hallado en mis correrías por el persa Biobío. En efecto, el otro día encontré dos nuevos ejemplares de la revista mexicana "Éxitos Europa", en la que se publicaban series de historietas franco-belgas. En este caso hallé dos aventuras de Jerry Spring, del célebre Jijé. Se trata de las aventuras que corresponden al segundo y tercer album de esta serie de aventuras del Oeste protagonizadas por el vaquero Jerry Spring y su compañero de aventuras, el mexicano Pancho. O Don Pancho, como a veces le llama también Jerry en la serie original.
Esta nostálgica introducción es porque continuando con el género del western, comparto hoy más material hallado en mis correrías por el persa Biobío. En efecto, el otro día encontré dos nuevos ejemplares de la revista mexicana "Éxitos Europa", en la que se publicaban series de historietas franco-belgas. En este caso hallé dos aventuras de Jerry Spring, del célebre Jijé. Se trata de las aventuras que corresponden al segundo y tercer album de esta serie de aventuras del Oeste protagonizadas por el vaquero Jerry Spring y su compañero de aventuras, el mexicano Pancho. O Don Pancho, como a veces le llama también Jerry en la serie original.
"Un western es una historia simple, elemental, como un relato de caballería: aire libre, caballos, indios, la lucha por la sobrevivencia...Todo aquello que hace soñar a los jóvenes: las aspiraciones hacia los grandes espacios, la aventura pionera...Me gusta por las mismas razones pues he permanecido como un niño grande" (Quand Gillain raconte Jijé, Dupuis, 2014, pág. 229).
De este modo, este western del notable dibujante belga tiene los ingredientes clásicos del género, pero utilizados con maestría por Jijé. Tanto el guión como los dibujos no dejan nada a la improvisación. Tal como lo señaló él mismo:
"La verosimilitud histórica era obligatoria para distinguirme de una plétora de westerns ordinarios destinados a atontar a los jóvenes y dibujados por razones puramente 'alimentarias' por gente que debía ganarse la vida (...) ...a nivel de la atmósfera y de las vestimentas, (mis historias) se basan en mi experiencia directa, y en cuanto al pasado, me documenté. He leído diferentes libros sobre usos y costumbres y sobre los aspectos crudos del ambiente y de la vida de los pioneros: sucios, inmundos, mal alimentados, sin mucho respeto por las buenas maneras, dependiendo a menudo de un trabajo duro -y de los indios-, dotados igualmente de una 'cultura' en el sentido antropológico del término, de sentimientos, capaces de gestos humanitarios. Todo eso es lo que uno se encuentra en mis historias" (Quand Gillain raconte Jijé, Dupuis, 2014, pág. 235)
He comentado que esta serie de Jerry Spring es una de las que tengo en mi biblioteca, y que además tengo la colección de las obras completas de Jijé más algunas biografías recientes que han sido publicadas. Es realmente un maestro del noveno arte pero poco y mal conocido en nuestra región. No recuerdo haber leído nada de él en Mampato u otras revistas de la época. Y en cuanto a traducciones, fuera de las españolas que en Chile son prácticamente inubicables, se cuenta esta edición mexicana. Lamentablemente, la traducción es más bien de mala calidad y muchas páginas están descentradas, con viñetas mal alineadas, entre otros errores debidos más al trabajo desprolijo que a otra cosa. Lo único que rescato, es que mantuvieron los colores de las ediciones originales. Al menos, las que he leído hasta aquí respetaron eso. No siempre sucede y a veces más de algún daltónico se hace cargo de colorear obras que han sido concebidas por el artista de una determinada forma.
Bueno, espero que disfruten estas nuevas aventuras de Jerry Spring, que fueron publicadas como album independiente en los años 1955 (Rancho Yuca) y 1956 (Luna de plata). Están editadas a 1920 pixeles de ancho, para disfrutar en alta definición.
Ya que nadie comentó ni dio las gracias, me comento yo mismo:
ResponderEliminar¡P'tas que dibuja bien Jijé! ¡Es simplemente un crack!
Gracias por el aporte, llevaba años buscándolo.
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