Con la impunidad que me da ser el administrador de este blog, decidí manifestar mi opinión sobre la nueva edición de las aventuras de Mampato y los piratas, que publicó hace unas semanas la Editorial Sudamericana, en dos volúmenes.
Para empezar, valoro el aporte que esta y otras editoriales han hecho a la difusión de la obra de Themo Lobos, especialmente para quienes no conocieron estas historietas cuando se publicaron originalmente. Como sabemos, la historia de Mampato y los piratas apareció en la revista Ogú, durante los años 1978 y 1979, reeditada posteriormente en formato de álbum por la misma editorial de la revista. La portada elegida por Themo para esta historia muestra la escena en que los piratas tienen a Mampato apresado y Lard Jim lo amenaza con hacerle estallar un cañón.
En la edición de Sudamericana, esta imagen se utilizó para la segunda parte de la historieta, pero varió completamente los colores. Como lo pueden apreciar en la imagen de aquí arriba, la abundancia del amarillo fue reemplazada por un verde oscuro. Aunque a Mampato se le restituyó el clásico color de sus pantalones, me parece que la nueva coloración es mucho menos atractiva que la original. Inclusive, menos que aquella versión de esta historieta en que se optó por una portada de fondo blanco.
La portada es solamente un anticipo de la masacre a la que fue sometida la edición original de Themo con la coloración. El autor de los colores es el mismo de la edición de la aventura de los balleneros, es decir, Martín Silva, el nieto de Themo. Contaba en una entrevista este ilustrador que había logrado convencer a Themo de lo extraordinario que podía quedar una historieta mediante la aplicación de color a través del computador, en lugar de la aplicación a mano que Themo hacía, tanto con acuarela como con tintas para impresoras, utilizadas manualmente.
Siempre he estado convencido del abuso que a veces se hace con las relaciones de parentesco, especialmente en materia artística. Si hay algo que está claro, es que el talento no se hereda automáticamente porque se compartan los mismos genes y que, por lo mismo, ser el hijo, nieto, sobrino o hermano de alguien talentoso, no constituye suficiente razón para suponer que se comparte el talento artístico de aquel. En el mundo de la historieta, hay varios casos de este tipo. Sin ir más lejos, es lo que sucede con el hijo de Hermann, a quien este último lo ha investido como heredero de su legado artístico y lo ha integrado a sus proyectos. No pongo en duda el derecho de un padre a asegurarle a sus descendientes los beneficios del fruto de su trabajo. Pero cuando eso pasa por querer convencernos que el heredero es tan talentoso como el artista original, siendo que no es así, creo que uno tiene derecho a expresar su opinión.
Lo primero que me llama la atención es que ya en una nota aparecida en el diario La Tercera el 28 de julio de 2012, se anunciaba la inminente re-edición de esta historieta, para lo cual Themo habría dejado coloreadas las viñetas, a mano, como solía hacerlo. Se indicaba que solamente los fondos debieron ser pintados por otra persona. En esa misma nota se incluye una viñeta de las que Themo había coloreado. Es la que aparece a la izquierda de la siguiente imagen. La de la derecha es la versión que aparece en la re-edición de Sudamericana.
Seleccioné algunas imágenes para que puedan observar las diferencias entre los colores originales de la edición de Ogú y los que fueron publicados por Sudamericana. Aunque comparto con Fran Solo que el color aplicado no es la mejor opción al momento de colorear una viñeta, habría esperado que en la edición de Sudamericana se hubiese respetado el color original. Tanto porque los coleccionistas lo valoran en sí mismo -no hay peor cosa que comparar la edición re-coloreada de "El incal" o de "El perfume del invisible", con las originales de Moebius y Manara, respectivamente, para constatar la masacre que se puede cometer en este campo-, como porque parte del talento de Themo tenía que ver con la forma en que combinaba los colores en sus viñetas.
Lo primero que me llamó la atención en la coloración de la nueva edición de los piratas es la casi ausencia del color amarillo y del color verde. Ambos, le imprimían luminosidad a las viñetas de esta historia y, además de ser el verde mi color favorito, creo que fue lo que más extrañé de esta re-edición, tal como se puede apreciar en las siguientes páginas, donde además las blancas sábanas de la cama de Mampato se convierten en una sábanas de un.color más bien inverosímil.
Del mismo modo, la luminosidad de la cocina de la casa de Mampato, que da la impresión de una escena en un soleado día, desaparece prácticamente en la re-coloración realizada por Sudamericana. Si bien, creo que se gana bastante en el contraste entre la tonalidad de la piel de Mampato y su color de pelo, lo demás no termina de convencerme. Como tampoco me convence ese túnel del espacio-tiempo sombreado, como pueden ver en la siguiente imagen.
Pero donde más eché de menos la coloración original, fue en las escenas que se desenvuelven en Panamá, que fueron genialmente coloreadas por Themo como escenas soleadas, llenas del verdor característico de esa zona del planeta. Sin embargo, en la coloración de la nueva edición de Sudamericana, se perdió completamente esa atmósfera soleada y tropical de la edición original. Como evidencia de lo que digo, pueden comparar ustedes mismos ambas ediciones en las imágenes de aquí abajo. No sé qué trauma tenga Martín Silva con el amarillo pero es lo que más extrañé en esta edición pues en lugar de sentirme contemplando una escena de Centroamérica, parece una escena de algún país de clima frío.
En esta última página, es verdad que se mejoró en la coloración del manatí hembra, aunque no logra compensar la pérdida de verosimilitud que se obtiene mediante un uso más adecuado de los colores. Es eso de lo que Themo era también capaz. Por algo se preocupaba tanto de colorear él mismo sus viñetas.
Bueno, entiendo que esto sea un tema opinable y donde no hay un criterio absoluto ni objetivo desde el cual evaluar si lo que se hizo mejoró o empeoró el trabajo original. No obstante, como se trata de dar mi opinión, me permito expresar mi completo desacuerdo con el uso de los colores en esta nueva edición. Ojalá que se reeditara con sus colores originales, tal como la editorial Norma debió hacerlo con "El incal" luego de las quejas de los propios lectores.
Más adelante comentaré sobre la historia de Mampato en la ciudad azteca, la que también merece más de una palabra de un admirador de Themo. De modo que mi invectiva contra la deformación del legado de Themo, continuará...