Da que pensar que la suerte de Chile sea que otros se aprovechen de sus
riquezas, incluso de sus riquezas culturales, como el caso que nos convoca hoy.
Resulta que el verdadero Moby Dick vivió en Chile. Sí, como oyen, y más
exactamente alrededor de la isla Mocha, frente a la provincia de Arauco, en la
VIII región del Biobío, de donde ganó el nombre repetido por todos los
balleneros de Nantucket: Mocha Dick.
Mocha Dick fue un feroz cachalote albino que se ganó su fama de luchador
tras hundir en 1820 al ballenero Essex, el cual se encontraba dando caza al
resto de su manada, cuando este macho furioso lo embistió llevándolo al fondo
del mar de dos recios cabezazos. Los marineros, dirigidos por el capitán George Pollard, Jr., huyeron en los botes
balleneros convertidos en improvisados botes salvavidas. A 2.000 millas
náuticas (unos 3.700 kilómetros) de la costa, con recursos escasos e
improvisados, los veintiún sobrevivientes vagaron al garete sufriendo de
espantosas privaciones, que los llevaron incluso al canibalismo. El ballenero
Dauphin encontró uno de los botes, con el capitán Pollard y el marinero
Ramsdell a bordo, junto a los restos comidos de los marineros muertos.
Estaban tan mentalmente perturbados que
ni siquiera notaron el barco. Habían pasado 95 días a la deriva desde el
hundimiento del Essex.
Otro barco, el mercante británico Indian, rescató otro bote al garete
con tres marinos sobrevivientes. Todos fueron llevados a Valparaíso, donde
dieron cuenta de otros tres marinos náufragos en la Isla Henderson, a donde las
corrientes habían llevado los botes, pero que tras agotar los alimentos
disponibles en la pequeña isla, habían decidido volver a arriesgarse en el mar.
Los tres marineros que decidieron quedarse fueron encontrados por un barco de
transporte, casi al borde de la muerte.
En total, ocho sobrevivientes se reunieron en Valparaíso. El explorador Jeremiah
N. Reynolds registró sus relatos, de los cuales compuso la crónica Mocha
Dick: o la ballena blanca del Pacífico: Una hoja de un periódico manuscrito.
Su escrito se publicó en el periódico The Knickerbocker en Mayo de 1839.
Había nacido el terror de los balleneros.
O el desafío. Ya que desde esa fecha,
numerosos balleneros dieron la vuelta al Cabo de Hornos para derrotar a la
terrible ballena. Si hemos de creer a los marineros, famosos por exagerar,
Mocha Dick eludió a más de cien balleneros antes de caer. Contaban los
balleneros que podía ser muy dócil, incluso juguetón, nadando junto a los
barcos; pero a la primera señal de violencia, atacaba con fiereza, dando saltos
tan potentes que todo su enorme cuerpo salía del agua. El relato de Reynolds
afirmaba que su cabeza estaba cubierta de percebes, lo que le daba aspecto
arrugado, además de una curiosa forma de respirar, en sus palabras textuales:
“En lugar de proyectar el
chorro oblicuamente hacia adelante, y acompañarlo con un esfuerzo corto y
convulsivo, acompañado por un ruido resoplante, como es usual es su especie, él
expulsa el agua de su nariz en gran volumen, alto y perpendicular, en regulares
y a veces distantes intervalos; su expulsión produce un continuo rugido, como
el tremor agobiante de la válvula de seguridad de una máquina de vapor
potente.”
Según Reynolds, Mocha Dick fue
finalmente abatido en 1839, al acudir en auxilio de una hembra, cuyas crías
habían sido liquidadas por los balleneros. El viejo cachalote albo dio, según
su relato, 100 barriles de aceite junto a una cantidad de ámbar gris. Midió
cerca de 24 metros al momento de morir.
Parece ser el texto de Reynolds
el que inspiró a Herman Melville su famoso Moby Dick. No hay nada de mediocre o
plagiario en tomar un relato de la vida real y novelizarlo, eso hay que decirlo
claro. Lo que no queda claro es la razón de cambiar el nombre de “Mocha” a
“Moby”. Además de Melville, el relato de Reynolds influyó a otros autores como
Allan Poe, Lovecraft y Julio Verne.
Los marineros supervivientes
del Essex también sintieron la necesidad de dejar sus escritos sobre la ballena
blanca. El primer oficial Owen Chase escribió “Narración del más
extraordinario y desastroso naufragio del ballenero Essex”, texto al que
también se atribuye ser la inspiración principal de Melville. Owen Chase quedó
tan marcado por el naufragio que sufrió todo el resto de su vida de dolores de
cabeza y pesadillas. En su vejez, llegó incluso a esconder comida en los techos
de su casa en Nantucket. El grumete Thomas Nickerson, otro sobreviviente,
escribió: La pérdida del barco "Essex" hundido por una ballena y
la trágica experiencia de la tripulación sobre botes balleneros”, texto que
escribió en su vejez y jamás publicó, siendo rescatado del olvido recién en
1980 por el experto en balleneros de Nantucket Edouard Stackpole, quien, al
darse cuenta de su importancia, logró que fuese publicado en 1984 por la
Asociación de Historia de Nantucket.
Pese a la fama que le dio el
hundimiento del Essex, no se sabe de otro ballenero hundido por Mocha Dick, a
pesar de que evitó ser cazado por años. Su muerte dio fin al mito y, al igual
que Alexander Selkirk, su nombre fue eclipsado por su contraparte de ficción,
llegando casi a borrarlo de la historia, de no ser por investigadores chilenos,
como el profesor, músico y escritor Ismael Parraguez Cabezas, cuyo amor patrio
y amor a la verdad lo llevaron a sacar la historia del pozo del olvido.
No sé al terminar esta nota si
Themo Lobos tuvo conocimiento de estos relatos, pero podemos fantasear, quizá
imaginando que cada vez que Tato exclamaba “¡a armar la mocha!” se estaba
refiriendo a la ballena blanca de Chile. (jejeje). El 15 de Diciembre de 2012,
el guionista Francisco Ortega y el dibujante Gonzalo Martínez lanzaron la
novela gráfica: Mocha Dick la leyenda de la ballena blanca. Donde además
de retornar la historia a su tierra original, homenajean a Coloane, al pueblo
mapuche y, cómo no, a Mampato y los balleneros.
Nelson Monsalves
excelente relato amigo Nelson .
ResponderEliminarNo tenía idea...mil gracias por la información completísima.
ResponderEliminarBuscaré la novela a que se refieren.
Gracias Sergio, me alegro que te haya gustado mi modesta crónica.
ResponderEliminarhoffmeister; si tienes suerte con el relato original de Reynolds, sería un suceso porque creo que es muy pero muy escaso. Igual la historieta chilena está aún disponible.
Profe Mayoneso; un alegrón verlo de nuevo en actividad. Muy bien diagramada la crónica.
ResponderEliminarexcelentes datos y gran aporte... con las viñetas es más entretenido que Wikipedia...
ResponderEliminarExcelente relato. Muchas gracias por la calidad de la información.
ResponderEliminarSaludos,
Gracias por los elogios, se agradece saber que mi crónica les ha agradado.
ResponderEliminarMe entretuve leyendo esta crónica. También recuerdo una alusión al ballenero Essex en los Apuntes porteños de Lukas.
ResponderEliminarServando, hace años que busco en librerías los apuntes porteños de Lukas, que aparte de gran creador era un enamorado de Valparaíso y un hombre cultísimo. No me extraña que haya llegado a sus informados oídos esta historia. Me alegra mucho que mi crónica te haya sido amena.
ResponderEliminarYo la compré hace un tiempo. Tall vez la vendan en el museo de la Fundación que está en Valpo, en el paseo Gervasoni.
ResponderEliminar¡Verdad! Se me pasó el año pasado, a ver si este... para cuando amainen estos fríos caballos.
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