MaGoTo se inspiró en esta verdadera epopeya que tuvo de protagonistas a 33 esforzados trabajadores. Siendo Chile un país minero, hemos sabido siempre de accidentes, derrumbes y tragedias. Todos leímos los relatos de Baldomero Lillo cuando estuvimos en el colegio y algo sabemos acerca de lo que significa la vida del minero chileno. Lo que ha sucedido con los 33 mineros atrapados en la mina San José nos recuerda que muchos de esos trabajadores no cuentan con todas las condiciones de seguridad que se requiren. Cuando no es la precariedad en la que laboran los pirquineros y pequeños emprendedores, es la insensibilidad de empresarios inescrupulosos la que genera situaciones que ponen en riesgo la vida de cientos de trabajadores.
Pero esta experiencia ha servido para demostrar que cuando es el ser humano el que se coloca en el centro de nuestras preocupaciones, se pueden hacer grandes cosas. No me cabe duda que más allá de los intentos de aprovechamiento comercial o político, lo que hemos visto durante estos días da cuenta de cómo es posible organizar las capacidades humanas y técnicas para ponerlas al servicio de las personas. Pareciera que entre quienes trabajaron directamente en las labores de búsqueda y rescate a lo largo de estos meses, no primaron cálculos económicos ni políticos. Pareciera que no se redujo todo a una cuestión de cuánta rentabilidad aseguraba una operación de esta envergadura, cuántos puntos se subía o se bajaba en las encuestas o cuánto aumentaría la audiencia de una transmisión televisiva. Son esos hombres quienes hicieron posible que lo que comenzó como tragedia, concluyera como epopeya. Ciertamente, se requirió también de capacida de liderazgo, dapacidad de conducción, y cada cual cumplió el papel que debía cumplir. Después de todo, esta experiencia servirá para seguir avanzando en hacer de éste, un país mejor.
Y para terminar con una sonrisa, luego de ver cómo fueron rescatados esos 33 mineros, les dejo el aporte del amigo Miguel Figueroa, quien a su modo quiso celebrar este extraordinario acontecimiento.
Pero esta experiencia ha servido para demostrar que cuando es el ser humano el que se coloca en el centro de nuestras preocupaciones, se pueden hacer grandes cosas. No me cabe duda que más allá de los intentos de aprovechamiento comercial o político, lo que hemos visto durante estos días da cuenta de cómo es posible organizar las capacidades humanas y técnicas para ponerlas al servicio de las personas. Pareciera que entre quienes trabajaron directamente en las labores de búsqueda y rescate a lo largo de estos meses, no primaron cálculos económicos ni políticos. Pareciera que no se redujo todo a una cuestión de cuánta rentabilidad aseguraba una operación de esta envergadura, cuántos puntos se subía o se bajaba en las encuestas o cuánto aumentaría la audiencia de una transmisión televisiva. Son esos hombres quienes hicieron posible que lo que comenzó como tragedia, concluyera como epopeya. Ciertamente, se requirió también de capacida de liderazgo, dapacidad de conducción, y cada cual cumplió el papel que debía cumplir. Después de todo, esta experiencia servirá para seguir avanzando en hacer de éste, un país mejor.
Y para terminar con una sonrisa, luego de ver cómo fueron rescatados esos 33 mineros, les dejo el aporte del amigo Miguel Figueroa, quien a su modo quiso celebrar este extraordinario acontecimiento.
Es extraordinariamente fabuloso lo que ha sucedido, la alegría por la vida y el orgullo por lo profesional del rescate nos revienta el pecho...me quedo además con lo comentado por Hernán Rivera Letelier en un diario español...mirolo
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/opinion/Treinta/cruces/fueron/elpepiopi/20101014elpepiopi_4/Tes
jajaj...notable Magoto!...tenía que poner su cuota de humor en esto!.....y es idea mía o los 2 rescatistas se parecen a Mampato y Ogú..y la chica a Rena??...si es así, más notable (ya sabemos porque!!)
ResponderEliminarEl trabajo de Miguel Figueroa muy bueno como ya lo dije tiempo atrás...debería estar publicandose en algún medio!
Epopeya, sin dudas. Pero ya el día después, pude enterarme por la señal internacional de TVN de la precariedad en que viven algunos viejos mineros. No es de extrañar -por lo tanto- el abuso laboral del empresariado chileno (el más explotador de Latinoamerica).
ResponderEliminarDesde el exterior se ve al chileno como patriotero, repitiendo hasta el hartazgo el “C H I”. Una y otra vez, convenciéndose de que a pesar de ser explotados quieren mucho a su país. ¿Es el Síndrome de Estocolmo?: querer a quien te explota y votar a los que no hacen cumplir las leyes.
Me pareció fascinante lo ocurrido con los mineros pero el pueblo chileno tiene que dar un paso trascendente: luchar contra la injusticia y la explotación. El que nació pobre no tiene porque morir pobre o sólo depositar toda su esperanza en que “sus hijos si lo lograran”.
Cuando los pobres tengan oportunidades empezará el verdadero rescate. Recién ahí podremos gritar de verdad el “C H I” (aunque termine fastidiando).
Mis felicitaciones a quienes hicieron posible el milagro.