Hoy tuvo lugar el primer encuentro gola-gola al que asistimos cuatro mampatinos: Mirolo, Enrique Chicano, Cristian Cárdenas y quien escribe estas líneas. La verdad es que la convocatoria no fue especialmente espectacular, jajaja pero debo decir que las más de seis horas que compartimos hoy se nos pasaron realmente volando. Fuimos más o menos puntuales, o más bien lo fue Mirolo, quien llegó justo a mediodía. Yo me equivoqué y caminé en la dirección opuesta y por eso llegué algunos minutos después. Enrique llegó media hora antes y eso técnicamente es ser impuntual y, además, en algunos países se consideraría incluso imprudente. Cristian llegó unos 7 minutos después de la hora pactada, de modo que aunque a las 12:10 estábamos los cuatro ahí, la verdad es que el único puntual fue Mirolo. Hay que decirlo.
Enrique, Cristian y yo paseando por el parque del comic¿así se llama realmente ese lugar? Aunque ninguno llevó su garrote o "palito p'a la peleíta yika", fue muy fácil reconocernos porque todos teníamos un aire un poco, ¿cómo decirlo para que no se ofenda ninguno? Mmmm, bueno, ustedes comprenderán que cuarentones que leen historietas infantiles y que aseguran conservar el espíritu de la niñez, tienen un no sé qué en su mirada. A ver. Hoy le llaman tener cara de "nerd" pero en Chile ocupamos un término algo menos cursi que es bastante más claro pero que por respeto a los verdaderos niños que visitan el blog, no voy a mencionar, jajaja.No sé qué le causa tanta risa a Enrique.
Yo conocía a Enrique pues con él me había juntado en otras ocasiones, de modo que desde lejos lo reconocí. Aunque debo decir que sin sus lentes y con el pelo cortísimo, se veía algo diferente.Enrique estaba con Mirolo sentado a la sombra del perejil, como decía un compañero de colegio, porque ya a esa hora el calor era bastante en San Miguel. No debí pensarlo mucho para adivinar que quien estaba a su lado era Mirolo pues además de haber confirmado su asistencia al evento, andaba con una revista Cabrochico en la mano, jajajaja. Un par de minutos después apareció un tipo muy elegante, vestido con chaqueta para la ocasión y en cuyo rostro destacaban sus prominentes chuletas. Era Cristian, quien resultó ser un verdadero fenómeno de la mnemotecnia, además de ser un fanático seguidor del Rey. Entendámonos. No se trata de un monárquico furibundo descendiente de españoles leales a la Corona, sino de un genuino admirador de Elvis Presley, en quien supongo que están inspiradas esas frondosas patillas que luce.Podría decir que hacíamos un grupo bien equilibrado porque la estatura de Cristian y yo era compensada con la de Mirolo y Enrique, de modo que el promedio era bastante cercano a la norma, jajaja. Además, éramos todos nacidos en esa mítica década de los sesenta, dos de ellos en el año 1963 y los otros dos en 1966. Una vez más, había cierta simetría que destacaba.Bueno, luego de estrecharnos las manos y darnos un abrazo como viejos conocidos, nos fuimos en busca de un lugar tranquilo en el que poder comer algo. Como bien creen muchos, la vida es una suerte de bucle que nos lleva siempre al punto de inicio. Y así fue. Mirolo era el único que andaba en automóvil y le pareció que sería una buena idea ir a un restoran alemán que quedaba supuestamente muy cerca. Pero ante la impresión de que se trataba de un lugar medio caro, nos dimos media vuelta y volvimos a nuestro punto de inicio. Preguntamos al cuidador de autos y nos encaminamos a un restoran que se llama "Club social" (no sé bien de qué) pero en cuya boleta dice simplemente "Restaurant Loyola". Ahí degustamos un rico almuerzo y aprovechamos la mesa para ocho personas en la que nos sentamos para desplegar cómodamente el arsenal de revistas que Mirolo trajo consigo. Además Cristian andaba trayendo en su pendrive unos índices de Mampato que Mirolo aprovechó de copiar en su laptop.Por cierto, la conversación estuvo muy animada y eso que tomamos puras coca-colas. Compartimos recuerdos, impresiones varias, nos admiramos de la portentosa memoria de Cristian, quien además de ser un estudioso de la paleontología, la edad media y la guerra de Arauco en los tiempos de la Colonia, es capaz de recordar hasta la página del Mampato en que salía tal o cual cosa. Realmente impresionante su capacidad de memoria. Claro, porque suponemos que todos los datos que lanzó eran realmente datos verdaderos que fue capaz de memorizar y no datos chamullentos que debido a que los demás tenemos memoria de pollo, simplemente tomamos como reales, jajaja.También nos reímos mucho con más de alguna anécdota que se atrevieron a contar algunos de los comensales. Además, pelamos...¡perdón!, comentamos acerca de los mampatinos que no pudieron ir y a quienes echamos ciertamente de menos. El enigma de cómo diablos lo hace MaGoTo para armar esas maravillas mampatinas a puro Powerpoint fue uno de los temas de conversación. Se sugirieron varias hipótesis. Claro, después de pensarlo harto, descartamos todas aquellas que tenían que ver con fenómenos paranormales. Aunque en el fondo todos quedamos con la duda de si acaso no se trata de alguien tipo Juanito Etram. Pero finalmente primó la explicación racional y supusimos que un sistema de jornada como los que suelen tener las compañías mineras, permitía contar con el suficiente tiempo libre arriba en la cordillera como para realizar esa tarea titánica que significa recrear completa una revista Mampato.También pelamos...¡perdón!, comentamos las reediciones que nos ofrece Fran Solo de la historietas mampatinas y Enrique incluso propuso que ya que no asistió al encuentro, bien podríamos ir a su casa a bolsearle...¡perdón! a hacerle una visita de cortesía en la que podría aprovechar de enseñarnos algunos de los secretos del Photoshop.Después del almuerzo nos fuimos a sacar las fotos correspondientes a los "monumentos" de Mampato y Ogú, las que acompañan esta crónica del encuentro. Afortunadamente Mirolo es un verdadero profesional de la fotografía porque además de las fotos que tomó él, me ayudó a desentrañar el mecanismo de tomas automáticas de mi sencilla cámara Olympus.Mirolo estaba deseoso de tomarse unos helados. Tanto era su deseo que ofreció invitarnos a todos con tal de que partiéramos en búsqueda de una heladería. Pero ya eran cerca de las cinco de la tarde y decidimos volver a casa. Como Enrique, Cristian y yo vivimos en la zona poniente de Santiago y Mirolo debía volver a Viña del Mar, aprovechamos su generosidad para que nos llevara en su auto. Pero en lugar de detenernos en un supermercado para darnos los abrazos de despedida que correspondían, propuse que mejor pasáramos a mi casa pues quedaba a un par de cuadras de donde Mirolo pensaba detenerse. Así fue como conseguí que en lugar del tedioso viaje en metro, me fueran a dejar en auto con chofer a la puerta de mi casa. Ahí aprovechamos de compartir otro rato. Se sumó mi compañera, quien se quedó con una buena opinión de mis nuevos amigos, y se nos pasó otra hora volando. Ya entrado el fin del día santiaguino, nos despedimos y cada cual volvió a su casa o a su destino provisional con muchas ganas de volver a vernos. El próximo lugar del encuentro gola-gola será en la caleta "El membrillo" en Valparaíso y se recomienda llevar saco de dormir, a sugerencia de Mirolo. Así que ya saben.Enrique y Mirolo intentando en vano hacer funcionar el cintoespacio-temporal del supuesto Mampato Mampato indicándonos el camino hacia el restorán Gola-golas con la guatita llena y el corazón akalú Enrique intentando convencernos de lo interesanteque era "Música libre" Auténticos gola-golas Cristian intentando convencernos de quedespués de "el Rey", el más grande es Ogú Descubran las siete diferencias
Enrique intentando convencernos de lo saludableque era bailar como los de "Música libre" Enrique creyéndose Charlicito Enrique intentando convencernos de lo interesanteque sería abrir en el blog una sección dedicada a "Música libre" Gola-golas planificando las actividades anuales del blog