Para terminar bien este año que se va y esperar a que el reloj dé la medianoche, qué mejor que hacerlo disfrutando de uno de los más destacados autores de la historieta franco-belga y a quien conocimos gracias a nuestra querida revista Mampato ¡Cuánto le debemos a esa maravillosa revista!
El álbum que comparto hoy me lo regaló nuestro amigo Mambrú, uno de los expertos en la historieta franco-belga que tenemos en esta comunidad mampatina. Esta edición digital que preparé la hice esmerándome todo lo posible para ofrecer un trabajo de gran calidad, no sólo para poder disfrutarlo en alta definición sino también porque un dibujante como Hermann se lo merece.
Aunque como guionista se ha destacado con obras grandiosas como "Las torres de Bois-Maury", ambientada en la Edad Media, o "Jeremiah", ambientada en Una Norteamérica post-apocalíptica, a veces nos encontramos con obras cuyos guiones dejan bastante que desear. En el caso de este drama que hoy comparto, ambientado en el Viejo Oeste norteamericano,, creo que no está a la altura de la calidad del dibujo.
A veces me ha pasado que los guiones de obras de Hermann las encuentro medio enredados y que terminan aburriendo. Me pasó con su "Monsieur Vandisandi" y con "El diablo de los siete mares". Ambos me costó muchísimo terminar de leerlos. El guión era realmente malo y, especialmente en "El diablo de los siete mares", la secuencia narrativa era para agarrarse de los pelos. Creo que el guionista de este último álbum era su hijo Yves, quien poco ha aportado en realidad a la proyección de la obra de su padre desde que decidieron trabajar juntos.
Digo todo esto porque en esta historia que comparto hoy el guión tiene esos mismos defectos que he podido observar en otros trabajos en solitario de Hermann. Es una lástima realmente porque el dibujo, como ya lo he dicho, es soberbio. Merece un guionista que esté a la altura del dibujante. Pero bueno, tal vez Hermann es medio cascarrabias, o simplemente prefiere preservar el patrimonio en el seno de la familia. Como sea, es una lástima para quienes gustamos de una historia bien contada y no sólo bien dibujada.
Pero para convencerlos de que de todos modos vale la pena leer este álbum, les puedo decir que el trabajólico Hermann no escatima esfuerzos en ofrecernos un arte de altísima calidad, en el que cada viñeta ha sido dibujada con esmero y pintada a la acuarela, resultando en un verdadero placer visual. Tal vez Hermann sea aún mejor como acuarelista que como dibujante. Imagínense lo que eso quiere decir. La viñeta siguiente la aporto como evidencia de lo que señalo. Fíjense en cómo crea la atmósfera de un día soleado.
A veces me ha pasado que los guiones de obras de Hermann las encuentro medio enredados y que terminan aburriendo. Me pasó con su "Monsieur Vandisandi" y con "El diablo de los siete mares". Ambos me costó muchísimo terminar de leerlos. El guión era realmente malo y, especialmente en "El diablo de los siete mares", la secuencia narrativa era para agarrarse de los pelos. Creo que el guionista de este último álbum era su hijo Yves, quien poco ha aportado en realidad a la proyección de la obra de su padre desde que decidieron trabajar juntos.
Digo todo esto porque en esta historia que comparto hoy el guión tiene esos mismos defectos que he podido observar en otros trabajos en solitario de Hermann. Es una lástima realmente porque el dibujo, como ya lo he dicho, es soberbio. Merece un guionista que esté a la altura del dibujante. Pero bueno, tal vez Hermann es medio cascarrabias, o simplemente prefiere preservar el patrimonio en el seno de la familia. Como sea, es una lástima para quienes gustamos de una historia bien contada y no sólo bien dibujada.
Pero para convencerlos de que de todos modos vale la pena leer este álbum, les puedo decir que el trabajólico Hermann no escatima esfuerzos en ofrecernos un arte de altísima calidad, en el que cada viñeta ha sido dibujada con esmero y pintada a la acuarela, resultando en un verdadero placer visual. Tal vez Hermann sea aún mejor como acuarelista que como dibujante. Imagínense lo que eso quiere decir. La viñeta siguiente la aporto como evidencia de lo que señalo. Fíjense en cómo crea la atmósfera de un día soleado.
Lo mismo sucede con sus viñetas en las que la escena corresponde a una invernal nevada . No debe ser nada de fácil dibujar un paisaje nevado y sin embargo Hermann lo hace estupendamente.
Como pueden apreciar, Hermann está dentro de aquellos que dominan con maestría el dibujo, tanto de la figura humana como de todo cuanto se mueva por la tierra. Cuando lo lean, fíjense en la maestría con la que en esta historieta dibuja ciervos, osos y caballos.
Quizás el único defecto que le encuentro a este dibujante belga es que los rostros femeninos le salen mal. Simple y directo: las chiquillas le salen muy re-feas. Aunque tampoco dibuja a Adonis. Pero bueno, nadie es perfecto, jajaja. Nada como Manara o Serpieri para reproducir la belleza femenina.
Bueno, amigos. Si fui muy drástico en mi juicio sobre el guión, al menos disfruten del atractivo visual de esta historia. Pásenlo bien esta noche y mañana descansen merecidamente. Espero que todos sus planes para el año 2016 les resulten, que tengan éxito en sus proyectos y que disfruten de aquello que ni todo el dinero del mundo puede comprar: la vida misma y el amor de sus seres queridos ¡Feliz Año!