miércoles, 31 de agosto de 2011
domingo, 21 de agosto de 2011
Homenaje al maestro [Epilachu]
sábado, 20 de agosto de 2011
Oso Blanco [Biblioteca Mampato Bicentenario]
La serie "Loup noir" se publicó por primera vez en 1969 en la revista PIF, de las Éditions Vaillant, y en total se publicaron cerca de 160 historias completas, cada una consistía en unas 8 a 12 planchas, tal como las conocimos también en Mampato.
En el año 2005 se publicó una edición que aparece como tomo 1 pero que se encuentra agotado en Amazon. Tampoco he sabido que se haya publicado un segundo tomo pero es cosa de multiplicar para darse cuenta que se trata de una serie que debe bordear las 1.600 páginas. Fácilmente eso da unos 6 a 8 tomos integrales.
Desconozco las razones por las que en Mampato se le cambió el título, sufriendo una verdadera metamorfosis desde un lobo a un oso y cambiando drásticamente de color. No se me ocurre qué habría resultado incómodo de su nombre original.
Al parecer en Mampato no se publicó en orden de aparición. En la edición que preparé reuní 50 páginas de la historieta en el mismo orden en que fueron publicadas en Mampato. Podrán advertir que se trata de una historia que era continuación de capítulos previos y que pareciera que Mampato no publicó.
Les dejo también una de las historias originales que extraje de la revista PIF Nº 1436, del año 1972. La diferencia, además del título, es que la de PIF es en blanco y negro.
viernes, 19 de agosto de 2011
Jean Tabary [1930-2011]
Hoy, revisando en la prensa francesa información sobre la muerte de Raúl Ruiz, me topé con la noticia de otra muerte. Se trata de la del dibujante francés Jean Tabary, quien en realidad se llamaba Gérard Hernández y que es conocido por la serie Iznogoud, que trata de un malvado visir que lo único que desea es ocupar el lugar del califa. Para eso se le ocurren las más disparatadas ideas con tal de lograr su objetivo.
Yo llegué a esta serie hace algunos años porque su guionista fue el gran René Goscinny y eso se nota en el estilo de humor de Iznogoud. No sé qué opinará nuestro amigo Mambrú, que es el experto en la historieta franco-belga, pero es un humor muy divertido.
La serie comenzó a publicarse en 1962 y continuó tras la muerte de Goscinny en 1977, puesto que el propio Tabary se hizo cargo de sus guiones. Ya venía escribiendo los guiones de otras series de su autoría, de manera que no le costó mucho hacerse cargo de ésta.
He visto también algunos de los episodios de la serie animada que se hizo en los años noventa. Aunque no es tan divertida como su versión en historieta, de todos modos logra sacarme al menos algunas sonrisas.
En el año 2005 se estrenó la adaptación cinematográfica de estas aventuras, pero resultó harto mala. De hecho, ni siquiera la terminé de ver.
Bueno, no sé quiénes han leído las aventuras de este pérfido visir que todo hombre lleva dentro, como decía Tabary, pero espero que quienes las hayan leído, compartan su opinión con nosotros.
Yo tengo la edición digital de Iznogoud y también de Totoche, que es otra de las series de Tabary, en caso que alguien quisiera leerla. Lamentablemente, solamente tengo la versión en francés pero sé que en la web encuentran algunos álbumes en castellano. De seguro les gustará.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Cabrochico Nº 1 [nueva edición]
Muchas gracias a Mirolo por este ejemplar. Yo estoy trabajando en dos números más que me enviaron Hugo y Alicia. Pronto tendrán novedades.
sábado, 13 de agosto de 2011
Francisco Solano López (1928-2011)
Solano López fue un prolífico dibujante cuya obra se esparce por el mundo en innumerables revistas y estilos. Desde la ciencia ficción con contenido social hasta el cómic erótico. Su estilo es inconfundible y lo pueden encontrar en el foro del CRG, donde hay varios de sus trabajos disponibles en la mula electrónica.
Recuerdo que la primera vez que leí "El eternauta" comencé a leerlo al acostarme y no pude soltarlo hasta que lo terminé ya de madrugada. Fueron horas de trasnoche en las que me mantuvo absolutamente cautivado esta extraordinaria historia. Una mezcla de pena y admiración es lo que Juan Salvo despertó en mí aquella primera vez que leí "El eternauta", la misma pena y admiración que sentí cuando supe que Oesterheld había muerto presumiblemente en 1978 tras su detención y desaparición por los servicios de seguridad de la dictadura militar argentina.
Ayer Solano López se fundió con el infinito y tal como sucediera con su amigo Héctor Germán Oesterheld, ha pasado a formar parte de ese panteón luminoso de la historieta mundial.
martes, 9 de agosto de 2011
Mampato y Ogú en El Tíbet
En el libro no aparece la hija de Themo como con-autora o algo así. Sólo aparece Themo como el autor del texto. Pero además de la información que se difundió el otro día sobre el papel que ella tenía en el libro, se nota en el texto una pluma que no es la de Themo. Por ejemplo, me llamó la atención que las frases que pronuncia Ogú en el libro son poco naturales. Es decir, me quedó la impresión que se tomaron dos o tres expresiones célebres de nuestro peludo amigo para usarlas sistemáticamente, lo que le resta naturalidad a nuestro querido personaje. A su vez, el uso de la escritura fonética con la que es identificado Ogú aparece aquí un poco extraña. Al menos yo me quedé con la impresión que algo no encajaba.
La historia, narrada en primera persona por Mampato, es más simple que aquellas a las que nos tenía acostumbrados Themo. Aunque ciertos recursos narrativos usuales en las aventuras de Mampato se mantienen, su utilización es menos fina que en las historietas. Me refiero a esas vueltas de tuerca con que nos sorprendía siempre Themo. Lo mismo ocurre con la dosis de misterio e intriga que aunque también está presente en esta historia, aparece muy desdibujada. Como desdibujados quedan también los dos villanos de esta historia: Naga Dagg y Kermitsen, los falsos topógrafos que parece que andan en algo medio turbio. En el libro no se aprovecha lo que ofrecen siempre estos antagonistas en las historietas de Mampato. Por su parte, me pareció algo mejor logrado el personaje de Lord jim, el flemático inglés al que nuestros amigos acompañan en su viaje por el Tíbet. Pero tampoco el libro alcanza a sacarle partido a lo que ofrecía este personaje. Por ejemplo, queda un poco de lado algo que parecía ser importante en la historia, y que era una cierta emoción que expresaba Lord Jim de vez en cuando y que trataba por todos los medios de disimular. No queda claro a qué obedecía exactamente, más allá de la referencia a un amigo que perdió hace años. En definitiva, la parte final de la historia me dejó una sensación de gusto a poco, a muy poco.
La historia está organizada en 17 capítulos, de los cuales los cuatro episodios publicados en la revista Pimpín cubren más o menos los primeros 8. Digo más o menos porque hay algunos elementos que no aparecen en la historieta pero así también hay elementos de ella que en la novela no se mencionan.
Las ilustraciones que acompañan este libro me gustaron. Salvo una de ellas, en que sale Mampato sostenido por un volantín, el resto corresponde al estilo que le hemos conocido a Themo. Por cierto, el trazo se nota más débil pero creo que resulta satisfactorio para el lector habitual de Mampato.
En suma, el libro es bastante menos de lo que pudo ser la historieta, de haberse podido terminar. Después de leer el libro, releí los cuatro episodios aparecidos en Pimpín y sentí que en ellos se contaba mucho más de lo que refleja el libro en sus primeros capítulos. En cualquier caso, al menos ahora sé cómo terminaba esa historia, en caso que Themo haya sido fiel a su idea original.
Por último, el libro parece estar orientado a un público infantil, en lugar del público más amplio de las historietas de Mampato. Y no lo digo porque me diera pudor que en el metro me vieran leyéndolo, sino porque el estilo de la narración asemeja más a la de un libro para niños.
Bueno, espero no desanimar a nadie con este comentario. Creo que vale la pena comprarlo porque, mal que mal, forma parte del universo mampatino y para un seguidor del muchacho colorín resulta casi un deber tenerlo. Me gustaría conocer otros comentarios de quienes lo hayan leído. A ver si hay cosas que pasé por alto y que valía la pena comentar.
Las dos imágenes que acompañan este comentario las digitalicé del libro. La primera es, obviamente, la portada. Y esta última corresponde al momento en que Lord Jim y sus amigos llegan a la ciudad de Lhasa.
sábado, 6 de agosto de 2011
Mampato en Agharta [capítulo 18]
viernes, 5 de agosto de 2011
Mampato se moviliza por mejor educación [Epilachu]
miércoles, 3 de agosto de 2011
Mosaico de Mampato
lunes, 1 de agosto de 2011
Flordelis y Patatrac [Biblioteca Mampato Bicentenario]
Flordelis y Patatrac. De Tintin a MampatoHace algún tiempo, cuando Manganeso publicó en su blog las primeras revistas de Mampato en que aparecieron Flordelis y Patatrac, señaló que no sabía nada de sus autores (cuyas firmas no aparecen en las planchas publicadas por la revista chilena). Como Mambrú es obsesivo, se pasó varios días revisando internet para tratar de encontrar el dato, y no consiguió nada. Siguió, entonces, rebuscando en cuanta fuente bibliográfica caía en sus manos: diccionarios de la BD, historias del cómic, bases de datos de autores y personajes, etc.
Y todo fue inútil hasta que, hace algún tiempo, Mambrú se compró un “Dictionnaire de la Bande Dessinée” que, hasta entonces, no conocía. Y allí se encontró, en un índice secundario, con un personaje llamado Fleurdelys, dibujado por Mazel. En la web existían sólo cinco imágenes del tal Fleurdelys: las cinco portadas que tuvo en las ediciones francesa y belga de la revista Tintin. Pero estas imágenes bastaron para confirmar la coincidencia con el personaje aparecido en Mampato. Y también bastaron para enterarnos de que el gordo Patatrac, galante y enamoradizo compañero de Flordelis, en su versión francesa se llamaba Patacrac (¿cuál sería la razón de tan insignificante variación del nombre, en la edición mampatina?).
Todo esto, en todo caso, nos lo podría haber dicho el pérfido Manganeso, que ha hecho trabajar en vano al pobre Mambrú porque tiene en su casa los empastes de la revista Tintin en que apareció Fleurdelys, como declaró -con desparpajo- cuando el autor de estas líneas anunció el resultado de sus durísimos trabajos investigativos (Mambrú ha de decir, en todo caso, que el sentimiento que lo embarga contra el bachibuzuk y ectoplasma de Manganeso no es la ira, sino la envidia).
De cualquier manera, y para que el trabajo de Mambrú no haya sido absolutamente en vano, les adjunto las siete portadas (cinco tintineanas y dos mampatinas) que, hasta donde sabemos, tuvo la simpática pareja dibujada por Mazel y escrita por Vicq (el guionista de Korrigan):
Hay un dato curioso en la primera portada de Flordelis en Mampato (aquella del caballero sin cabeza o, más precisamente, de la cabeza sin caballero) y es que, aunque el dibujo corresponde a una escena de aquella aventura, no se trata de una reproducción de la viñeta correspondiente, sino de una recreación. ¿Habrá sido hecha por los dibujantes de Mampato, quizá por el propio Themo? ¿o, más bien, estará tomada de alguna plancha interior de Tintin? Quizá Manganeso pueda rebuscar en su colección y darnos la respuesta.De cualquier modo, estas siete portadas no dejan de ser un valioso testimonio gráfico de la corta existencia de estos personajes, pues nunca fueron publicados en álbum y, hasta donde sabemos, no tuvieron presencia en ninguna otra revista periódica. Toda su vida en el mundo de la historieta se reduce a 32 apariciones en Tintin, entre 1966 y 1968, y 11 en Mampato, entre mayo de 1970 y octubre del 71.
Al parecer, la razón de tan efímera existencia fue la migración del dibujante, Mazel, hacia la competencia, puesto que en 1969 se marchó de Tintin para hacer sus monitos en Spirou, aunque en su nueva casa inició un proyecto muy semejante al que dejaba atrás: “Câline et Calebasse”.
Y en este punto Mambrú se dio cuenta que, para encontrar al autor de Flordelis, siempre había tenido una pista frente a sus ojos, pero nunca la supo interpretar: de niño, el padre de Mambrú llegó a su casa, alguna vez, con unos álbumes de la serie en la que culminó aquél proyecto de “Câline et Calebasse”: “Les Mousquetaires”.
El continuo-discontinuo con Flordelis y Patatrac es bastante evidente: un rubio espadachín que se une a un trío de mosqueteros, aunque hace especial amistad con uno gordo, con bigote y una singular habilidad para meterse en líos. Pero las imágenes hablan mejor por sí mismas:
La calidad del dibujo, entre una y otra obra, mejora consistentemente, y mejorará aún más con el paso del tiempo, cuando Mazel retome la serie, ya en los '90. Pero de esto nos podría hablar con más fundamento el solitario Han.Mambrú espera que los nostálgicos mampatinos que visitan este blog disfruten con la recopilación de las aventuras y desventuras de estos dos mosqueteros.
Un saludo
Mambrú